Overblog
Edit post Seguir este blog Administration + Create my blog

Domingo de verano.
La vida se detiene.
Las campanas tocan jubilosas
pero apenas se ven los feligreses
que acuden al repique.
El cuerpo se vuelve perezoso
a la acción;
insaciable de sed de agua y de sombra.
Se tamiza la luz que reverbera.

Cuando el día cede el paso a la noche,
se abren los balcones,
se sale a la puerta de la calle
a respirar,
a parlotear de esto y de aquello,
a esperar que refresque,
como otras noches fueron
para ver al sereno
o comer uvas con queso
sentados al portón recién regado.

 

Compartir este post
Repost0
Para estar informado de los últimos artículos, suscríbase: